M.I.Sr. D. Juan López Martín
Canónigo Archivero de la S.A.I. Catedral de Almería

Si alguna cofradía tenía algo que resolver, Don Juan era siempre la solución a los problemas, la voz sabia con mano derecha, e izquierda, que se convertía en cómplice de los seglares para auparlos al lugar que se merecían y prueba de ello es que D. Juan fue pieza clave en la fundación de nuestra Hermandad del Stmo. Cristo de la Expiración, ayudandonos, facilitando e intermediando en todas cuantas gestiones fueron necesarias hasta lograr que se erigiera canonicamente y se aprobaran los primeros Estatutos. Siempre alentó y motivo a la Comisión encargada de fundar una nueva Hermandad en su ciudad natal.

BIOGRAFIA
Natural de Roquetas de Mar (Almería). Canónigo Archivero de la S.A.I. Catedral de la Encarnación de Almería, Director del Secretariado de HH. y CC, Consiliario de la Agrupación de HH. y CC. Don Juan López Martín también estaba en posesión de la Encomienda de la Real Orden de Isabel la Católica otorgada por el Ministerio de Asuntos Exteriores y cuyo Gran Maestre es S.M. El Rey, Miembro de la Real Academia de la Historia, Escudo de Oro de la ciudad de Almería e Hijo Predilecto de Roquetas de Mar, miembro del Instituto de Estudios Almerienses.
Hizo sus estudios de Humanidades y Filosofia en los Seminarios de Granada y Almería, licenciandose en Teologia en la Facultad de Teologia de Granada. Estudios de Lenguas Clasicas en la Universidad Pontificia de Salamanca y Doctorado en Teologia Dogmatica por la Universidad Gregoriana de Roma.Fue ordenado sacerdote con sólo 22 años, dando su primera misa en la Iglesia Parroquial de Ntra. Sra. del Rosario Coronada de Roquetas de Mar el día del Corpus Christi 12 de junio de 1952. Consiguio la Diplomatura Archivistica en la Escuela del Archivo Secreto del Vaticano.
La Semana Santa fue una de sus grandes preocupaciones y su mayor apuesta, hasta tal punto que fue él quien se enfrentó a Don Manuel Casares, obispo entonces de nuestra Diócesis, para que las cofradías despertaran del letargo. Fue él quien defendió a los jóvenes ante el Prelado para justificar sus inquietudes y también fue él quien guió a esos jóvenes para que, poco a poco, desempolvaran los viejos pasos de ruedas y crearan hermandades con unas inequívocas y bien arraigadas raíces cristianas. D. Juan falleció a la edad de 79 años el 28 de julio de 2008.